En 1953 en la Ciudad de México se organizó la única exposición individual en su país durante la vida de la artista. En una de las críticas se dijo: «es imposible separar la vida y obra de esta persona... sus pinturas son su biografía». La exposición fue en la Galería de Arte Contemporáneo. La salud de Frida estaba muy deteriorada y los médicos le prohibieron concurrir a la misma. No obstante, llegó en una ambulancia, asistiendo a su exposición en una cama de hospital. Los fotógrafos y los periodistas se quedaron impresionados. La cama fue colocada en el centro de la galería y Frida contó chistes, cantó y bebió la tarde entera. La exhibición había sido un rotundo éxito.
Ese mismo año le tuvieron que amputar la pierna por debajo de la rodilla debido a una infección de gangrena. Esto la sumió en una gran depresión que la llevó a intentar el suicidio en un par de ocasiones, utilizando para ello los opiáceos prescritos. Durante ese tiempo escribía poemas en sus diarios, la mayoría relacionados con el dolor y el sufrimiento.
En febrero de 1954 Frida escribió explícitamente en su diario acerca de sus ideas suicidas. Describiendo como una gran tortura los dolores físicos y psíquicos de los últimos seis meses tras la amputación; señaló que, aunque continúa pensando en quitarse la vida, lo único que la retenía era Diego Rivera, a quien no deseaba abandonar porque tiene "la vanidad" de creer que ella le hará falta. El 19 de abril de 1954 ingresó al hospital inglés tras un intento de suicidio y, aunque escribió en su diario que ha prometido no recaer, el 6 de mayo, tienen que hospitalizarla nuevamente por el mismo motivo. Sin embargo, el ánimo y la valentía la acompañarían hasta el final: movilizándose en silla de ruedas, el 2 de julio participó, junto a Diego de Rivera y Juan O'Gorman, en una manifestación de protesta contra la intervención estadounidense en Guatemala.
Frida Kahlo murió en Coyoacán el 13 de julio de 1954. No se realizó ninguna autopsia. Sus restos fueron velados en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de Mexico y se cubrió su féretro con la bandera del Partido Comunista Mexicano, un hecho que la prensa nacional criticó profusamente. Su cuerpo fue incinerado en el Crematorio Civil de Dolores y sus cenizas se conservan en la Casa Azul de Coyacán, el lugar que también la vio nacer.
Su último cuadro también se exhibe en el Museo Frida Kahlo. Se trata de un óleo sobre masonita que muestra varios cortes de sandías en tonos muy vivos. En uno de estos trozos y junto a su firma se puede leer «VIVA LA VIDA. Coyoacán, 1954, México». Las últimas palabras en su diario fueron: "Espero alegre la salida y espero no volver jamás".
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